miércoles, 11 de junio de 2014

Esquivando clichés

         Interesantísima la propuesta que viene presentando, desde hace más de diez años, Antoni Miranda con el Combo. Sin duda uno de los músicos más destacados y dosificados –sólo aparece sobre el escenario cuando realmente tiene algo que decir y aportar- de nuestra comunidad, que viene desarrollando un trabajo serio y riguroso desde hace más de tres décadas. Siempre avanzando y experimentando en el plano más intrínseco de la estructura musical. Y es en ese aspecto, el más ceñido a la notación, donde recae la singularidad del Combo.
Miranda, ha encontrado en esa reunión de músicos de cualidades distintas y de adecuada medida, en cuanto a estructura de secciones, el marco perfecto para poner en práctica toda su labor arreglística. Porque tal vez la interpretación, en ocasiones, no sobrepase la corrección, los solos, contados y discretos; pero el enfoque, la forma de entender la composición, ese interés que le lleva, no a darle una nueva vuelta de tuerca, sino a cambiarle la medida del caracol, es la gran lección que nos ofrece.



Es cierto, mucho trabajo de partitura y tal vez poco espacio para la improvisación, pero no es en el solista en el que está basado el proyecto, sino en el trabajo conjunto de las secciones como individualidad colectiva formando el engranaje de toda la maquinaria.



Una propuesta que además, como comprobamos en un Teatre del Mar sorpresivamente repleto hasta los topes –“Ganas de jazz” diría el propio Miranda-, viaja por un repertorio ecléctico e inteligentemente seleccionado para favorecer la variedad de textura y color musical, con esos arreglos de corte contemporáneo, capaces de sorprender y esquivando clichés. Desde clásicos como “They Can’t Take That Awary from Me”, “What a Difference Day Makes” o “My Funny Valentine” a “Tutu” de Miller o “Twentysomething” de Cullum, pasando por “Bridland” o “Sunny”.




Miranda Jazz Combo. Teatre del Mar, 7 de junio de 2014

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