domingo, 25 de noviembre de 2012


La belleza y el lirismo de Nocturn

Echando una ojeada a los créditos, resulta lícito y lógico pensar en una oferta ecléctica. Tanto como para reunir rúbricas tan dispares como Schubert, Sarasate, John Williams o Piazzolla, por ejemplo, en un mismo repertorio; pero al final resulta mucho más variado que ecléctico. Y es que si las autorías marcan épocas, sonoridades y concepciones compositivas distintas, la textura, la forma de afrontar y entender las partituras parece ir al encuentro de una homogeneidad fundamentada en el lirismo y romanticismo.
Es posible también que el violinista albanés Smerald Spahiu y el pianista mallorquín Miquel Estelrich, apostaran por una orientación más universal en la selección y enfoque. Con ello quiero decir que puede existir una decisión de que tanto partituras como interpretación quieran alcanzar no sólo al público más erudito en lo clásico –que también- sino al menos avezado.
Nocturn nos presenta una música tremendamente placentera, amable, bella y con un valor añadido de placidez que esquiva cualquier tensión musical e interpretativa sumergiendo al oyente en la serenidad apropiada para dejarse llevar sin dificultad alguna.
El álbum se cierra recuperando “T'estim i t’estimaré”  una sensacional y veterana autoría –de 1967 si no recuerdo mal- del manacorí Antoni Parera Fons en versión para violín y piano. Broche exquisito y reconocimiento además para uno de nuestros más grandes compositores.



miércoles, 21 de noviembre de 2012


Gemini o la mediterraneidad del jazz

 Hace aproximadamente unos tres años, Jordi Gaspar creaba con el nombre de Juan Palomo su propio sello discográfico -¿Recuerdan aquello de “yo me lo guiso y yo me lo como”?- para poder editar su álbum debut Akixi. Una propuesta absolutamente personal en la que su bajo acústico recorría en la introspectiva intimidad sus propias composiciones. Ahora ha sido el leridano Quadrant Records el sello que ha editado su segunda incursión en el mercado discográfico y de carácter mucho más jazzista. Una nueva apuesta que cuenta con el guitarrista Jordi Bonell y el percusionista Roger Blavia como fieles compañeros de viaje, además de las colaboraciones puntuales de la voz de Ferran Savall y la trompeta de Raynald Colom.
         Tres músicos tremendamente consolidados en el panorama musical nacional y, sin duda, figuras relevantes en la escena del jazz catalana, poco partidarios o propensos a una discografía personal y, me atrevería a decir, coincidentes en el eclecticismo que baña su carrera profesional.
         Gemini, a excepción de la versión de “Secreto” de Mompou, nos presenta un repertorio de autorías compartidas que transita por armonías abiertas, melodías relajadas y amables, entre las que asoma la belleza sonora bien perfilada y sin aristas. Un viaje musical tremendamente acústico y placentero, repleto de aromas mediterráneos que juegan y flirtean con el jazz dejando al descubierto la pureza de cada uno de los instrumentos.


martes, 20 de noviembre de 2012


Al Jarreau con la Metropole Orkest

         En 1975 Al Jarreau firmaba su primer trabajo discográfico para el sello Reprise We Got By. Desde entonces, toda una serie de grabaciones elevaron al cantante de Wisconsin con claras influencias de Nat King Cole a la popularidad, siendo el primer cantante en obtener cinco premios Grammy, tres de de ellos  en diferentes estilos musicales: Jazz, Pop y Rythm & Blues. Lo cual puede dar una clara visión de su versatilidad. Una carrera llena de éxitos aunque no exenta de ciertos reproches por una apuesta musical, en ocasiones, algo comercial; pero en cualquier caso siempre presentando una calidad extrema en sus producciones.
Por su parte, fundada en 1945 en Holanda, la Metropole Orkest, combinación entre una Big Band de Jazz y una orquesta clásica, constituye una extraordinaria plataforma para poner en directo el trabajo de determinados músicos de jazz y pop, entre los que encontramos al trombonista Bob Brookmeyer, al compositor brasileño Ivan Lins, al bandeonista argentino Dino Saluzzi o al guitarrista John Scofield, sobre todo desde que Vince Mendoza se hizo cargo de los arreglos y dirección en 2005.
La simbiosis más reciente entre músicos y cantantes y la mencionada orquesta acaba de materializarse en un nuevo álbum editado por Universa, que recoge el directo junto a Jarreau los días 8 y 9 de abril del pasado año en el Theater Aan Parade de Holanda. Una exquisitez que viaja por grandes composiciones del jazz, salpicadas con la bossa nova que tanto le gusta al cantante.



lunes, 19 de noviembre de 2012


The Mamzelles, frescura y juventud

          Fueron las ganadoras del Sona 9 del pasado año y, hoy por hoy, constituye una de las últimas propuesta músico-teatrales que más han dado que hablar. Y es que realmente sus actuaciones no dejan indiferente a nadie. Paula Manila, Bàrbara Mestanza y Paula Ribó son las responsables de The Mamzelles, o lo que es lo mismo, una bocanada de aire fresco y savia joven que las ha situado como grupo revelación del pop femenino catalán, aunque sus canciones sean interpretadas también en castellano, inglés o francés.
         Aunque sea lógico y normal, sobre todo después de haber tenido la oportunidad de presenciar su directo, el álbum “Que se desnude otra” no recoge todo el nervio y soltura del espectáculo pero sí adquiere suficiente fuerza para destacar como trabajo independiente. Es más, diría que es en éste donde se acentúa toda la contundencia y finura sonora que son capaces de desarrollar estas tres jóvenes que se mueven aunando registros e incorporando a un pop cristalino y transparente, referentes del swing y cadencias del jazz –encontrar referencias a los 40 o 50 de grupos como las Andrews Sisters no será nada extraño- con total sencillez y habilidad.
Canciones que funcionan con independencia pero capaces de formar un conjunto. Imagino que algo habrá tenido que ver en ello la producción de Miqui Puig quien ha ayudado a dar forma a todo un compendio ecléctico y cromático.



Max Sunyer, íntimo y personal

         La historia se remonta a 1984. Habían pasado tan sólo dos años desde que Miquel Ángel Sancho y Joan Bibiloni hubieran puesto en marcha la aventura discográfica de Blau. Un tímido inicio, precisamente con el disco Joana Lluna del guitarrista manacorí, pero que ha acabado convirtiéndose en un referente ineludible en cuanto a la música balear de los últimos treinta años.
         Y fue precisamente en esos compases iniciales cuando a raíz de una actuación de Max Sunyer en el Lila’s Jazz Club cuajó la propuesta de grabar un álbum para el sello mallorquín. La idea seducía al guitarrista catalán ya que le permitía una mirada introspectiva para poner en orden y dar a conocer toda una serie de autorías que había ido acumulando en los últimos tiempos.
         Con la complicidad del contrabajista Zé Eduardo, el batería Jordi Rossy y el percusionista Quino Béjar, se fue dando forma a Ficcions, vinilo original al que se le unirían tres temas adicionales para su edición digital casi diez años después.
         Ahora la productora acaba de reeditar de nuevo en disco compacto este ejemplar que podríamos considerar como ‘fondo de catálogo’, testimonio activo de una época tremendamente productiva; pero lo que no deja de sorprender es la actualidad de unas composiciones que viajan por la amabilidad sonora jazzística, melódicamente muy mediterráneas, y en las que contenido musical y envoltorio se confabulan. Si bueno es el recuerdo, aún más comprobar su vigencia.



miércoles, 14 de noviembre de 2012


Joan Isaac con calma y profundidad

         Tal vez sea este uno de los recorridos musicales más líricos del cantautor de Espulgues de Llobregat. Como mínimo con el que se ha tomado la mayor serenidad y apurada selección de un vasto repertorio para llevar al extremo la profundidad poética y literaria de unos textos que visitan cronologías dispares y sensibilidades siempre a flor de piel.
Veinte pedazos de memoria que Joan Isaac afronta persistente con su voz propia e inconfundible dentro de una cantautoría de la cançó  que, en la mayoría de los casos y salvo honrosas excepciones, o no suena, o resulta demasiado lejana. Veinte canciones propias, escritas y musicadas por el catalán, que cuentan con el único respaldo del piano; o mejor debería escribir, ni más ni manos que por el piano al servicio de diez espléndidos pianistas - que, cada uno con su particular visión, acarician esas canciones.
“Piano, piano…” nos define explícita y también metafóricamente, con su ritmo, con esas atmósferas intimistas, con las cadencias propias de Isaac, la tranquilidad con la que degustar ese repertorio escogido con criterio y honestidad. Una compilación que, con la calma necesaria para que tome cuerpo sedimento, se nos irá revelando al ritmo en el que se suceden Lluis Vidal, Xavier Ibáñez, Jordi Badía, Jordi Vilaprinyó, Manel Camp, Conrad Setó, Francesc Burrull, Eros Cristiani, Enric Colomer y Antoni-Olaf Sabater al piano. 


martes, 13 de noviembre de 2012


Puntito de jazz latino

         No sólo la experiencia vivida en las primeras jornadas del Festival en el Xesc sino también la frecuencia con la que se ha podido escuchar a Juan Antonio Gil en el club, podía presagiar una reducida asistencia al concierto. Por tanto imagino que no hubo sorpresas a la hora de contabilizar una presencia anecdótica más allá de las invitaciones personales.



Una propuesta que, por otro lado, se encuentra con el género de cabecera de forma tangencial. Y es que la música del cubano pertenece más al mundo de la cantautoría y la música popular como el cha-cha-chá, danzón o guaguancó que a los registros más improvisados del jazz. Aunque si ya nos hemos habituado a nombres como el de Pedro Guerra, Dylan o Juan Perro –pónganle ustedes por medio todas las distancias que deseen- en este tipo de festivales, tampoco habría que rasgarse las vestiduras. Y menos si atendemos a los momentos más latinos y más próximos al jazz.
         Más allá de buenas intenciones, corrección, textos de profundidad intermitente o instrumentación mínimamente agraciada, resulta difícil destacar nada. Gil no es ni un gran guitarrista, ni un gran cantante, pues la potencia y fuerza vocal sustituye a la modulación y al convencimiento.



         Tampoco dice mucho a su favor el hecho de que la velada adquiriera fuerza a partir del “The Chicken” y sobre todo con la entrada en escena del bajista Alain Pérez quien, a partir de ese momento, adquirió el peso específico musical y escénico.
En resumen, ni bien ni mal, sino todo lo contrario en un velada de tránsito con puntito de jazz latino.



JUAN ANTONIO GIL. IX Jazz Voyeur Festival. Teatre Xesc Forteza, 9 de noviembre.

Fotos: José Luis Luna 

lunes, 12 de noviembre de 2012


Cuando todo es grano

         En 2005 el saxofonista Bill Evans encontró el nuevo rumbo de su carrera musical. Nos lo mostraba con Soulgrass, referencia discográfica con la que ha acabado bautizando su banda y que define con cierta justicia su propuesta musical. Y apunto ‘cierta’ por el hecho de que en realidad esa exploración sonora ha ido in crescendo hasta llegar a la conjunción o mejor dicho simbiosis –por aquello de extraer lo mejor de cada componente- entre buena parte de la herencia musical norteamericana.



Barajar soul, jazz, country, bluegrass con rock & roll y salir absolutamente airoso de la empresa es algo que se le da a la perfección. Lo hace de forma intensa y extensa, siempre con gran vigor y eficacia, sin contemplaciones ni reservas, vaciando toda la carga, de ahí que puede resultar, en ciertos momentos, algo abrumador, aunque siempre encontrará el momento justo para aliviar tensiones.



Aprendió de Davis y McLaughlin la importancia de rodearse de grandes músicos y dejarles espacios y así lo hace. Y cuando la banda es tan extraordinaria como la que nos presentó en el Xesc Forteza –por ciento con su mejor asistencia aunque sin agotar el papel-  uno no encuentra paja para separar, porque todo es grano.
         Disfrutamos hasta la médula de su último Dragonfly. Temas bien estructurados, carnosos, densos, repletos de improvisación y energía. Todo exquisito y sencillamente soberbio Josh Dion tanto con las baquetas como cantante.    



BILL EVANS SOULGRASS BAND. Bill Evans (sax., tec., voz) Ryan Cavanaugh (banjo), Mitch Stein (guit), Frank Gravis (bajo), Josh Dion (bat, voz). Jazz Voyeur Festival, Teatre Xesc Forteza 10 noviembre

Fotos: José Luis Luna

domingo, 11 de noviembre de 2012


Curiosidades y anécdotas del Jazz

          Cuando el escritor, periodista y gran divulgador de la historia de la música Lawrence Lindt decidió hacer un guiño al jazz con la obra “Historias curiosas del Jazz” (Ma Non Troppo Música), no sólo contaba con los numerosos trabajos que había publicado en la prensa de los Estados Unidos, sino que ya había firmado los libros “Historias curiosas de la música” e “Historias insólitas de la música”, por lo que el ritmo y la orientación adecuada, esa forma distendida de tratar los concepto acercándolos al lector y despojarlos de ese énfasis de erudición que en la mayoría de los casos actúa como repelente para el neófito, no le resultaba ninguna novedad.
         No es de extrañar pues, que esta obra que, a buen seguro reconfortará a los aficionados dándoles la oportunidad de certificar algunos mitos y leyendas hasta ahora supuestos al mismo ritmo que irá descubriendo nuevas anécdotas que humanizan la historia del jazz y sus personajes, encandile también a aquellos que a través de este libro de lectura ágil, totalmente comprensible y amena, se aproximen por primera vez al género improvisado por excelencia y a sus gentes.
         Evidentemente no se trata de un libro de historia del jazz, ni de una improvisación de anécdotas dispuestas correlativamente, es más bien la materialización del énfasis que el autor pone para que se despierte el interés hacia esta música. Y si el interés ya existe de antemano, una forma lúdica y rigurosa de pasarlo bien.  



Sin convencionalismos

         No corrió la misma suerte la sesión nocturna que la de tarde. Bueno, tampoco era exactamente igual ni el destinatario el mismo. A media tarde se trataba de acercar el proyecto pedagógico de José Luis Gutiérrez “Un siglo de músicas del mundo” al público familiar y prácticamente llenó el Xesc Forteza. En cambio por la noche se presentaba con el Iberjazz Quartet y el panorama resultó bien distinto con poco más de una veintena de espectadores para una propuesta realmente interesante y singular.



         Gutiérrez, del que teníamos un grato recuerdo de su anterior visita allá por 1999, se acompañó de Pedro Medina a la guitarra, Marco Niemietz al contrabajo y Lar Legido a la batería para brindarnos una excepcional velada que nace en la vertiente más popular de la música ibérica y se proyecta hacia el jazz. La particularidad de la creación y la extinción sonora mediante la improvisación que baraja con las texturas musicales. Personales desarrollos de unos temas propios sin convencionalismos con los que sabe transmitir ese estado perceptivo de la música como un natural fluir sonoro absolutamente coherente en su transformación. Da igual que parta desde el bolero o el pasodoble, el jazz acabará por unificarlo.



         Podría pensarse que Gutiérrez es valiente por como expone lo que piensa, pero realmente lo que lo hace cautivador es que está convencido de lo que cuenta y como lo cuenta, de ahí ese poder de persuasión.



IBERJAZZ QUARTET. José Luís Gutiérrez (saxos, percusiones), Pedro Medina (guitarra), Marco Niemietz (contrabajo), Lar Legido (batería, percusiones) IX Jazz Voyeur Festival. Teatre Xesc Forteza, 21 de octubre.

Fotos: José Luís luna


Destacable reentré

Sin duda Kenny Werner echó en falta un piano en mejores condiciones, pero aún así el estado del Kawai y su cuestionable sonorización no le impidió manifestar esa excepcional concepción musical que lo posiciona como uno de los más destacados exponentes del jazz de la actualidad. Y es que algunas notas de afinación imprecisa y ecualización disonante no lograron mermar la calidad musical vivida en el reinicio de la novena edición del Jazz Voyeur Festival.



Un reinicio excesivamente discreto a tenor de la participación de un público escaso que hasta en el Xesc Forteza resultaba ínfimo; pero realmente destacable en cuanto a lo acontecido sobre el escenario.



Werner se presentaba con su última referencia musical grabada hace ya dos años en el Blue Note de Nueva York bajo el brazo y fue precisamente esta la que llenó la mayor parte de una velada iniciada con contención y que iría adquiriendo intensidad, soltura y decisión con su avance. Temas de largo minutaje con amplios desarrollos. Espacios abiertos a la improvisación que sin establecer un juego de diálogo ágil abogaría por el discurso personal de cada miembro del quinteto. Werner, el saxofonista Benjamin Koppel y el trompetista Randy Brecker, se repartirían en esencia el espacio sonoro sobre una rítmica impecable y exquisita compuesta por un preciso Scott Colley al contrabajo y un, demás, imaginativo y creativo Antonio Sánchez en la batería.
Sin abandonar el bop, ni un cierto y asequible lirismo melódico, la exploración sonora marcó el ritmo de una velada de gran calidad musical.



KENNY WERNER QUINTET. Jazz Voyeur Festival. Teatre Xesc Forteza, 20 de octubre.
Fotos: José Luis Luna